¿Qué es y para qué sirve un marcapasos?
Es un dispositivo que se encarga de mantener la frecuencia cardiaca en pacientes que tienen alterado su sistema de regulación del ritmo cardíaco. Consta de un generador de impulsos eléctricos y un cable que conecta el generador de impulsos con el corazón.
¿Cómo se implanta un marcapasos?
El generador de impulsos eléctricos se implanta normalmente en el pecho, debajo de la piel, y el cable se introduce por una vena que pasa por esa zona. La operación se hace con anestesia local, se suelen administrar antibióticos para prevenir las infecciones y puede ser necesario inyectar contraste radiológico para ver el trayecto que siguen las venas y su tamaño. En algunas ocasiones durante la intervención surgen situaciones inesperadas que pueden hacer variar el procedimiento que estaba previsto en bien del paciente.
Durante al menos las primeras veinticuatro horas se debe guardar reposo en cama para evitar que se produzca un hematoma y que el electrodo se desplace. Después de este tiempo el paciente se podrá levantar aunque será conveniente que en los próximos días evite hacer movimientos con el brazo del lado en que lleva el marcapasos. Aproximadamente a la semana se retiran los puntos de sutura y el paciente ya puede hacer una vida normal.
El marcapasos se alimenta por una batería interna. La duración de esta batería variará dependiendo entre otras cosas del tipo de marcapasos y de las veces que tenga que estimular el corazón; la media se sitúa en torno a 7 años. Cuando se agota el generador hay que recambiarlo por otro similar mediante una nueva intervención, generalmente en el mismo lugar que la primera. Si el cable está en buen estado no hace falta sustituirlo, lo que facilita y acorta considerablemente el procedimiento.
¿Qué resultados podemos esperar?
El marcapasos consigue mejorar nuestros síntomas en un porcentaje muy alto de los casos, es más, en un gran número de pacientes su capacidad de realizar esfuerzo físico y su vitalidad se ve tan mejorada que justifica de sobra los posible efectos secundarios del implante o que puedan originarse en el seguimiento. No es infrecuente que el marcapasos evite el riesgo de muerte en los pacientes con bradicardias muy severas o importantes. En casos esporádicos es necesaria una reprogramación o una nueva intervención para conseguir los efectos clínicos deseados.
¿Qué molestias y riesgos tiene la implantación de un marcapasos?
A pesar de que la implantación se hace con anestesia local, en algunos momentos se puede sentir transitoriamente algo de dolor. Posteriormente, en las horas y días que siguen al implante, se puede sentir una molestia en la zona en que está el marcapasos que termina por desaparecer con el tiempo. Raramente puede persistir indefinidamente alguna molestia leve. La incisión en la piel que se hace para la introducción del marcapasos suele medir entre 5 y 8 centímetros, aunque en algunos casos puede ser necesaria ampliarla por dificultades técnicas. Normalmente ésta cicatriza bien, aunque en algunos casos se pueden formar cicatrices gruesas poco estéticas (queloides).
Generalmente no se producen complicaciones pero a veces (10%) puede ocurrir alguna de las siguientes: hemorragias durante el implante, hematomas, desplazamiento del cable desde su posición inicial, infecciones generales o de la herida quirúrgica, neumotórax, derrame pericárdico, arritmias, paradas cardiacas, reacciones alérgicas a anestésicos locales o antibióticos, etc. Algunas de éstas pueden requerir una reintervención quirúrgica o poner en riesgo la vida del paciente. Se estima que el riesgo de muerte de un implante de marcapasos de forma programada es del 1% o menos. En los implantes urgentes, todos los riesgos mencionados son superiores.