La taquicardia ventricular es un tipo de arritmia que se origina por activación rápida de los ventrículos (las cavidades inferiores del corazón). Esto sucede porque el ritmo cardíaco lo asumen los ventrículos en lugar de las aurículas. Como consecuencia, las señales eléctricas se desplazan por otras vías impidiendo que el corazón controle los latidos y haciendo que se puedan acelerar hasta velocidades muy peligrosas.
Al contraerse el corazón mucho más rápido de lo normal, los ventrículos no cuentan con el tiempo necesario para llenarse de sangre debidamente y por lo tanto baja considerablemente la cantidad de sangre bombeada.
Son arritmias generalmente muy rápidas. Se manifiestan con latidos superiores a 100 latidos por minuto. Dependiendo de la duración, se clasifican en: sostenidas (cuando duran 30 segundos o más o producen síntomas) y no sostenidas (duración de menos de 30 segundos).
La causa más frecuente del desarrollo de una taquicardia ventricular, se debe a una complicación temprana o tardía de un ataque al corazón (de un infarto). Se puede tener un infarto crónico y estabilizado y 5-10 años después, manifestarse la taquicardia ventricular.
Cuando la taquicardia ventricular se produce, es muy frecuente que se tengan síntomas ya que la presión arterial suele bajar considerablemente, y el paciente puede sufrir un síncope o pérdida de conocimiento. No obstante en algunos casos las taquicardias ventriculares no bajan tanto la presión arterial, bien porque no sean muy rápidas o bien porque el corazón sea «estructuralmente» normal.
Las taquicardias ventriculares también pueden ocurrir en personas que tengan las siguientes enfermedades:
- Miocardiopatías.
- Cirugía de corazón.
- Miocarditis.
- Algunas Valvulopatías.
- Raramente en ausencia de alteraciones visibles en el corazón.